jueves, agosto 30, 2007

No es por desearle mal, pero...

Don Anacleto Avaro... perdón, Angelini (más Demonini que Angelini eso sí) falleció. Ha dejado este mortal mundo y lo llora el mundo político y empresarial.

Y si ha dejado este mundo, ¿a dónde a partido? Si existe vida después de la muerte... No es por desearle mal, pero espero que reencarne en cisne y en humedal del Río Cruces.


(Obvio, para que esté cerca de su legado)

lunes, agosto 27, 2007

Intuición

A veces pasa que comienzas a recordar a alguien y a preguntarte en qué estará, y luego te la/lo topas en el lugar menos pensado ¿Casualidad? ¿Intuición? ¿Llamado telepático a la casualidad? No sé, pero resulta sorprendentemente ameno y gracioso. Tus preguntas encuentran en alguna esquina su respuesta, te ríes un rato y la vida sigue así su curso hasta el próximo encuentro.

En otras oportunidades te acuerdas de un/a amigo/a con quién no hablas en mucho tiempo y tu conciencia empieza a repetir una y otra vez que hagas el llamado correspondiente o que por último envíes un e-mail. El tiempo pasa en su ajetreo diario, dejas siempre el llamado para más rato, postergas y por alguna razón tu conciencia no te deja en paz hasta que llamas o escribes, te llaman o te escriben, o hasta que te topas a esa amistad en la calle o en messenger, y descubres que hay noticias importantes.

Me pasó hace poco más de un mes. Habiendo estado en cama con 39º de fiebre, viendo la lluvia caer desde la ventana de mi pieza, recordé a una amiga de la que no sabía noticias desde hace unos meses. Más que recordarla a ella, pensaba continuamente en su mamá, quien quedó muy débil después de un cáncer años atrás. Lo primero que quise entonces, fue preguntar por ella, preguntar qué tal estaba pasando este invierno… No alcancé a hacerlo...No estoy segura de cuánto se desfiguró mi cara cuando me dijo “murió”, pero debe haber sido bastante. Creo que ha sido mi momento de intuición (sexto sentido…o lo que sea que es) más triste e incómodo que he tenido. Triste por la noticia, incómodo porque simplemente no sabía qué decir luego, en circunstancias en que la frase “mala amiga” aparecía repetidas veces en mi mente y en que mi conciencia decía “¿viste? Debías haber llamado antes”. Uf. La verdad, no sé que tanto habría cambiado la situación el llamar un día o una semana antes. Uno se cuestiona, se pregunta cómo es posible no haber estado en esos momentos apoyando a tu amiga, pero no es posible cambiar el pasado. Creo que lo único que se puede hacer es escuchar todo lo que tu amiga/o debe decir y reconfortarla/o como se puede. No importa el momento, importa estar.

No siempre este tipo de intuiciones traen malas noticias, hay de todo, pero sea lo que sea, hay que llamar cuando tu mente te lo recuerda... o mejor aún, hay que tener como rutina llamar a quienes estimas cada cierto tiempo y no dejar que el trabajo y la rutina te quiten un minuto para saludar.