¡No Masticarás!

El 19 de Mayo escribí acerca del daño autoprovocado a mi mandíbula tras años de morderme las uñas y apretar los dientes durante el sueño. El diagnóstico fue: Síndrome miofacial, Subluxación discoidal ATM y Cervicalgia mecánica, lo que fue corroborado por varias radiografías. Luego de un tiempo, en el cual el dentista tomó moldes de mi boca y en el que he estado asistiendo sin falta a las kinesioterapias, llegó el momento del tratamiento propiamente tal y el uso de la bendita férula.
La férula en cuestión es una placa transparente, similar a los protectores que usan los boxeadores y los rugbistas pero más grande. No permite que cierre la boca y mantiene mi maxilar inferior en supuesto reposo. Lo peor de todo -y lo que hace en definitiva que odie esta maldita cosa- es que no puedo sacármela por ni un motivo, excepto cada dos horas para lavarla y lavarme los dientes. Esto implica comer con la cosa puesta!!!
Tengo prohibido comer carne, pollo y pavo, frutas (a menos que sean hecho jugo) y todo lo que sea pueda masticar. En resumen, dieta blanda. Estaré a papillitas, flanecitos y purecitos por tiempo indefinido… hasta que el dentista nos separe.
En todo caso, ya me despedí de todo lo que pude comer: un buen “sanguchito”, croissant con nutella en el Coffee Factory acompañado de un buen café, lomitos de cerdo con fideos chinos hechos por mi sister, el buen sahne nuss… porque tengo un nuevo mandamiento: ¡No masticarás!