¡Ayer mostré las pechugas!

… y no fue primera vez. El miércoles pasado incluso dejé que las toquetearan ¡Horror!
Bueno, esta vez también me las tocaron, pero no fue el médico sino un aparato que a la vez iba esparciendo un gel helado y azuloso (o era verdoso?) Estaba claro, eso de andar mostrando las pechugas no tuvo nada que ver con placer, sí todo que ver con susto.
Hace un tiempo percibí unas pequeñas protuberancias en la mama izquierda y entre que sí y que no, muy a regañadientes después de un tiempo, pedí hora con el ginecólogo. Así fue que mostré las pechugas la semana pasada. Tuve que hacer caso omiso a mi pudorcito, quitarme la ropa que cubría mi torso, ponerme la bata abierta hacia adelante y tenderme en la camilla con las manos en la nuca para que médico las palpara. Aunque dijo “mujer, si esas son sólo durezas” y me recetó vitamina E durante 3 meses, pidió de todas maneras una ecotomografía mamaria, la que fue realizada hoy. El proceso fue similar, partiendo por atragantarme con mi pudorcito, lo diferente fue el asunto del gel ¿El resultado? Nada, sólo tejido mamario.
Podría reclamar por el latero proceso y por el hecho de haber sido falsa alarma, pero la verdad, leyendo las estadísticas del cáncer de mamas, no me queda por agradecer… no hay edad ni condición social que nos salve, así es que ¡niñas, atentas a sus pechuguitas!