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Creo que todo esto empezó el fin de semana, con mucho "No te los pongas!", "Antes y Después" y "Extreme Make Over", pero ayer se hizo demasiado notorio. Partí almorzando con mi yunta del Blog "moradito" en el [OH!] Salad Center de Nueva de Lyon (muy buen dato, anotar) El color de moda, muy nice, muy inn. La caminata obligada de salida nos hizo pasar por Nostalgic, y me quedó gustando una chaqueta que vi en vitrina. Me gusta ese estilo, vintage total.
Después de dejar a mi "amigui" en su oficina, me dirigí en supuesto camino hacia mi casa por Providencia. Pasé frente al Hospital Militar respirando con un dejo de pena: ahí vi por última vez a mi abuela materna con "vida", llena de tubos y de aparatos. Pero, en fin. El aire estaba húmedo y agradablemente helado, pero mi pelo parecía una esponja… Atró! Necesito un Sedal Antisponge para este tipo de clima.
Mi primera parada fue Casa & Ideas y lo quise comprar todo. Siempre hay algo bonito de utilidad, siempre hay algo inútil pero bonito. No sé como dicen que está por quebrar si siempre que paso por ahí salgo con algo (al igual que una tropa de mujeres más) y esta vez no fue la excepción: salí con 10 ganchos de ropa por $990.
La segunda parada de rigor, Dos Caracoles. Aunque ya no me gusta tanto como antes. Es como que las pifias en la ropa ahora se hacen más visibles y las telitas de cebolla saltan a la vista. Entonces tomo una de las salidas y cruzo hacia Faladeuda. Por suerte no ando con la tarjeta porque me gusta todo… todo lo caro. Me enamoro de un sweater Mango, es lindo pero no me convence y debo estar muy convencida para un precio como ese. Y luego, alucino, Mac y sus "sombra aquí, sombra allá", aunque el brillo labial de ahí no está del todo mal. Hmmm. Al otro lado está Clinique y debo reponer el jabón para la cara pronto, el smog me tiene llena de granitos. Decido volver cuando me paguen el pitutín de por ahí, para que los intereses no me molesten, así es que salgo de la tienda. No obstante, Providencia deparaba más obstáculos para mi camino a casa: Gota, Azaleia, Esprit… creo que es primera vez que no me tiento con el Dunkin Donuts.
Una vez en el depto, me propuse esperar a mi hermana. Es que me calenté con el sweater de Mango y ella seguramente me ayudará con la decisión (tan fashion que es ella) La espero pero tarda y ya deberían estar cerrando la tienda, pero promete acompañarme mañana, es decir hoy.
¿Y hoy? La tarjeta no se salvó, el sweater ya es mío y estaba en oferta (¡!!) a $19.990 (erm, no comments)
Para terminar y rematar este lapsus frívolo, hoy frente a un kiosco, estaba yo frente a 3 opciones: El Financiero, The Clinic (me gustó la portada) y la Cosmopolitan… terminé comprando la última -> ¡Bum bum, ya lo dije!
Ahhhhhhh. Aún recuerdo aquellos tiempos en que mi referente televisivo era Daria (y mi hermana era y sigue siendo Quinn, su hermana), en los que con un par de zapatillas negras de batalla, calcetines negros y uno que otro pantalón negro –también de batalla- me conformaba; en los que ir a comprar ropa connotaba un sacrificio y denotaba peleas con mi mamá. Pero bueno, así como desapareció Daria de la parrilla de MTv, desapareció en algo la Daria en mí. Es que estoy más vieja, más pretenciosa, más vanidosa y tengo tarjeta (uf!), quiero sacarme partido y saber que puedo ser coqueta… y es extraño, porque en mis épocas de Daria nunca se me pasaron tales ideas por la cabeza. Igual la extraño, debería volver a transmitirla. Además, teníamos aspectos en común, como el ponerse a pololear con el ex de su amiga; aunque ella terminó con él al rato y yo sigo con él :-)
Un hurra por Daria! Te extraño!
Estuvo bueno el duelo, pero... no quería que ganara Gonzalo.
PD: Espero que el abrigo de su madre (la de Gonzalo) no haya sido de piel verdadera
¡Cierren esa maldita planta de una vez!
'Según el informe final de la Universidad Austral (UACh) la planta Valdivia de Celulosa Arauco y Constitución (Celco) incidió "de forma significativa en los cambios ambientales que han ocurrido en el humedal del río Cruces durante el último año"(emol.com, 18/04)'
No había que ser adivino para saberlo, intuirlo o suponerlo: todos los problemas comenzaron desde su apertura, partiendo por los olores que invadieron la apacible vida de los habitantes de San José de la Mariquina. El paisaje, anteriormente rodeado de árboles, fue gobernado por dos enormes torres vomitadoras de humo y el aroma a campos sureños cambió. Hoy, donde hace un par de años los cisnes parecían dar la bienvenida a Valdivia, solo hay aguas fangosas. Pero era el desarrollo que venía a la alicaída ciudad, no se podía negar la llegada al progreso. Hubo argumentos en pro y en contra discusiones que tardaron años... fueron tantos problemas los que se le presentaron al proyecto que parece haber sido gestado maldito. En un momento llegué a pensar de que habían sido suficientes señales y que el grupo Angelini había optado por retirarse. Pero no.
El proyecto tardó años en aprobarse, la construcción de la planta fue otro cuento: problemas con el terreno, obreros muertos, muros desplomándose... tardó más tiempo de lo previsto.
Crónica de una muerte anunciada.
¡Qué nadie pudo ver todas las señales que indicaban no contruir la planta! ¿Por qué tanto empecinamiento?
En fin. Ahora "la Celulosa no tiene quien le escriba"... y espero que no lo tenga nunca, para que desaparezca pronto, aunque quede la sombra de un mal recuerdo, aunque cueste años recuperar la fauna y el río Cruces, pero que la cierren de una vez. Porque, ¿qué puede importar el PIB de Chile y las arcas de los Angelini cuando lo bello de mi ciudad agoniza? Si Valdivia va a recibir ayuda para salir adelante económicamente prefiero que sea de otra forma, una que no implique tanto sacrificio.
La Espalda me está matando como si me hubiera tendido sobre una alambrada de púas. Cada movimiento empeora la situación y siento cómo si la púas fueran cubriendo una más extensa zona adolorida.
No sé qué hago aquí sentada escribiendo, pero la cama no trae calma, no hay posición cómoda. No hay descanso, apoyada o no mi espalda se vuelve piedra. Petrifica mi rostro la mueca de "yo soporto esto", pero de soportar hay poco, sólo quiero que el antinflamatorio haga rápido efecto y pueda fundirme en sueños.
¿Por qué mis hermanos nunca sacan su ropa del tendedero cuando está seca?
¿Por qué nunca sacan la basura?
¿Por qué se pierden las cucharas de té?
¿Por qué mis tortugas parecían más felices en su antiguo y chico acuario?
¿Por qué me acuerdo de las fechas de los cumpleaños pero cuando llegan olvido saludar?
¿Por qué olvido el celular en la casa cuando espero una llamada urgente?
¿Por qué el teléfono suena siempre que entro al baño?
¿Por qué hay veces que tomo cerveza cuando quiero tomar vino?
¿Por qué como tallarines con salsa cuando debería comer lechuga con atún?
¿Por qué vivo en Santiago si me gusta el clima de Valdivia?
¿Por qué cuando estoy en Valdivia duermo casi todo el día y no disfruto de su clima?
¿Por qué nunca he visto un ovni?
¿Por qué las noticias son interesantes hasta que empiezan a hablar de fútbol?
¿Por qué hacen tanto escándalo con lo de la OEA y el matromonio del Chino con la Kenita?
¿Por qué regulan tanto el cigarro y no el copete?
¿Por qué los políticos no se quedan callados y se dedican a hacer su trabajo?
¿Por qué hay sueldos que son muy bajos para Isapres pero muy altos para Fonasa?
¿Por qué las mujeres manejan avergonzantemente mal?
¿Por qué los hombres manejan peor?
¿Por qué los hombres van de a uno al baño?
¿Por qué el baño está siempre ocupado cuando estoy que me...hago?
¿Por qué cuando no tengo ni uno me gusta todo y cuando tengo plata no quiero comprar nada?
¿Por qué de todo lo que hay en una tienda me gusta lo más caro?
¿Por qué me salen espinillas cuando tengo que ir a un matromonio?
¿Por qué cuando estoy atrasada no pasan nunca las micros?
¿Por qué siempre estoy atrasada?
¿Por qué tanto por qué?
Sin duda nuestros sentidos juegan a veces con nuestra memoria y nos transportan por sus entelarañados rincones. Así lo hizo ayer mi oído, reconquistado por la música de un grupo en especial (cosa que no sucedió el viernes en Estación Mapocho, puesto que Placebo parecía estar tocando a unas cuadras de mi casa...y para qué voy a hablar de la visión -¿Brian Molko vino a Chile, cierto?)
Recorría los pasillos del supermercado llenando y llenando el carro con la compra mensual, casi ya no podía sus 30 litros de leche cuando, sin querer, me sorprendí cantando un track del CD de turno. El grupo: Erasure, el disco: Pop! 20. Con ese sabor a culposo placer, recordé lo que me gustó alguna vez ese grupo y percibí como disfrutaba en ese preciso instante ¡Cuántos años desde la última vez que escuché ese compact! ¿Unos 6... 8? Como era obvio, la canción aquella del recuerdo aquel no tardó en llegar y el proceso fue más o menos así: A little respect, ahhhhhhh recuerdo, puaj recuerdo ¿La traducción a todo esto? Mi primer beso.
Fue una noche de enero bajo el cielo estrellado de Puerto Varas, junto al lago en la playa Niklitschek. Yo era toda una pernura* de 13 años, de relucientes frenillos fijos y "shasquilla" enlacada (no muy alta eso sí), a quien pillaron volando bajo... tan, pero tan bajo que el recuerdo pasó a ser el "tropezón en la arena" para mí y la amiga con la que viajé. Un tropezón con gusto a piscola (la piscola no era mía, ojo) y más curiosidad que atracción por el rubio catorceañero, porque a mí me gustaba el amigo que tenía el apellido de la playa, pero que no me pescaba ni para pedirme la hora... ¿o si me la pidió? Hmmm.
En fin, la canción de ese verano para mí fue A Little respect, porque la escuchamos una y otra vez, porque le sacamos la letra y la anoté en mi agenda, porque fue melodía de noche y de primer beso, y porque debí haber exigido un poco de respeto... por último que se enjuagara la boca ¡Cómo que besos con gusto a piscola! ¡Guacala!
Después de ese beso no di otro hasta como los 19, más por mala racha que por trauma, por lo que la canción fue adquiriendo cierto son de maldición. Pero bueno, así es la vida, mi vida y mis recuerdos. Ahora río y reí bastante ayer en los pasillos del supermercado, sola como loca a los ojos de las señoras y los reponedores, pero una loca risueña.
*Pernura: dícese de la mezcla entre Perna y ternura ;-)
Es extraño, pero es como esos familiares no muy cercanos pero que siempre han estado presente. Desde que tengo uso de razón que está ahí, siempre en la televisón, siempre en las noticias. El mismo que intercedió para que no terminaramos en guerra con los Argentinos (por lo que mi padre no fue envíado como médico del ejército) y el mismo al cual mi hermana cantaba a todo pulmón cuando tenía 8 años: "Mensajero de la Viiiiiiiida....".
En 1987 estaba en 5° básico, su venida fue mediáticamente importante aunque yo no puse mayor atención... excepto cuando dijo: "No tengaís miedo de mirarlo a EL!". Esa vez, algo se estremeció en mi cuerpo, se me erizó la piel y por unos segundo quedé pegada mirando la imagen de cristo en pantalla. Confieso que la impresión fue demasiado grande e incluso un sentí un poco de temor, por lo que tiempo después evitaba volver al verla, plegando esos folletos del Hogar de Cristo en los que salía la misma imagen. Fue la voz con que lo dijo y ese silencio en que se sumió el estadio que la imagen se volvió casi omnipresente... no sé, pero terminé con miedo a mirarlo a él por algún tiempo.
No soy muy creyente y lo único que me hace católica es el haber sido bautizada (hecho que no recuerdo y del cual nadie me pidió la opinión). No creo en los curas y a la iglesia voy para funerales. Pero desde ayer, cuando escuché que el papa había recibido la extremaunición, he seguido las noticias casi sin parar. No siento trsiteza, ni he soltado lágrima. Es una sensación extraña, como la sensación que se depierta cuando te enteras de que ese familiar lejano pero que siempre ha estado ahí presente ha fallecido.
