jueves, mayo 19, 2005

Daño Autoinfligido

Hace un par de semanas fui al dentista a hacerme un diagnóstico, todo gracias a la isapre que está por sacarme a puntapies y no podré seguir abusando de mi posición de carga familiar. En fin, todo iba más o menos bien como para no haberme hecho una "revisión técnica" en 2 años: una cariecita por aquí, tapaduras sueltas o trizadas por acá; hasta que se me ocurrió decir que tenía un crujidito en la mandíbula al abrir mi gran boca en toda su extensión ¡Craso error! Después de que abriera-cerrara mi bocaza por un rato y de que el individuo dijera "incluso ya tienes crepitaciones", me derivó a un especialista en disfunción... eso no sonaba muy bien.
Bueno, ayer tuve la bendita sesión con el especialista aquel, una experiencia de lo más inusual que tiene mi mandibulita adolorida hasta hoy. Abrir y cerrar la boca no fue nada esta vez, palpó los músculos del cuello, los músculo de la parte cervical de la espalda, incluso checkeó mis elongaciones (sí, era dentista). Luego de un rato me preguntó si me comía las uñas... ¡Maldita manía adquirida en época escolar! Eso, sumado al hecho de apretar los dientes mientras duermo (tanto que mi antiguo plano de relajación esta ultra gastado), dado que no logro relajarme y suelo preocuparme más que ocuparme, me tienen maxilarmente en mal estado. El diagnóstico:
- Síndrome miofacial
- Subluxación discocoidal ATM (algo que ver con las articulaciones maxilares)
- Cervicalgia mecánica
Para mí chino, pero cuando se lo leí a mi señor padre hubo un minuto de silencio... eso tampoco sonaba bien (si es que se puede considerar el silencio como un sonido)
La cosa es que tengo que sacarme unas radiografías (nada de barrratas) y volver a la consulta. Recién ahí sabré qué tan mal estoy.
Yo creía que mi afición por las uñas sólo acarreaba el nada estético aspecto de mis manos y que los únicos perjudicados habían sido mis dedos que quedaron algo mochos. Pero claro, mi hambre autodestructiva no podía conformarse sólo con eso, tenía que demostrar su poder, tenía que acechar más allá...
En fin. Ahora, a mi neurotismo casi rutinario se añade otra preocupación, la salud de mi mandibulita. No logro tranquilizarme, incluso creo estar apretando más los dientes. Lo positivo de todo, en todo caso, es que debo andar preocupándome de no llevar mis dedos a la boca, así es que las porquerías de uñas que tengo están creciendo un poco... aunque, podría no resultar bueno a mi poco desarrollada economía, puesto que tendré que invertir en limas. Hmmm. Mejor invierto en algún fármaco relajante (tiene alguien muestras médicas de algo parecido???)

1 comentario:

Kike dijo...

Mi mandíbula también suena. Me como las uñas a veces. Pero filo... no cacho este afán femenino de consultar tanto al médico. Será por eso que viven más las mujeres que los hombres.